Jario desde Verrunde, por Samao y la colladina Blanca
Inicio la marcha a pie unos dos kilómetros y medio antes de llegar a Oseja de Sajambre, en un lugar donde las praderas se hacen dueñas del paisaje y escoltan, a derecha e izquierda, la carretera que baja del Pontón. Una carretera que, tras dejar atrás la pronunciada curva de la fuente el Joyo, se toma un respiro, abandonando, durante unos instantes, su sinuoso trazado.
Jario |
Jario y el itinerario aproximado hasta las colladinas de Samaya. Fotografía tomada desde el puerto del Pontón.
Verrunde (870 m) llaman a este lugar saturado de verdes intensos, donde se juntan los tres brazos que forman el río de los Pontigos, el río que nace allá arriba, en las colladinas de Dobres, al pie de la Pica Samaya y Peña Blanca, y ahora marcha parejo a la carretera para unirse al Sella justo detrás de la Pica de Ten.
En Verrunde, la senda del Arcediano, y más concretamente uno de sus dos ramales, cruza la carretera para salvar el río por el puente el Vaho y adentrarse en el bosque camino del Pontón. Pero hoy mi camino es otro: sigo la senda sí, pero en dirección a Oseja.
Por los bosques de Sajambre.
Enlazo con el otro ramal de la senda (el que va al puerto de Panderruedas); pero lo abandono pronto, al llegar al invernal del Toyo (1040 m, 1,3 km), para atrochar y alcanzar la majada de Justiadoso (1140 m, 1,9 km). Un poco más arriba se encuentra la fuente Resiedas (1200 m, 2,3 km).
Entre tojos y escobas, el sendero continúa ascendiendo hacia el bosque. Antes de entrar en él, vuelvo la vista para contemplar la blanca cúpula de Ten. Bajo su imperturbable presencia palpita Sajambre: un mar de bosques y praderas, apenas interrumpido por la carretera que zigzaguea hacia el Pontón.
Ya en el bosque, paso sucesivamente por la majada de Jocerrato (1320 m, 2,8 km), la vega Riñoseda (1390 m, 3,3 km) y la cuesta Barcolente.
Jocerrato, la vega Riñoseda (oculta por el bosque) y la cuesta Barcolente vistos desde la horcada de Llabeño.
El collado Samao visto desde la cumbre de Jario.
En el collado Samao (1540 m, 4 km) vuelve a aflorar la masa caliza que desciende de Peña Blanca para formar la peña de los Mazos (un gran olistolito), dividiendo en dos el enorme embudo que forma la cabecera del río Pontigos.
El pico Jario desde los aledaños del puerto del Pontón.
A la derecha quedan los bloques de cuarcita de la peña de Dobres. Por sus inclinadas laderas cubiertas de hayas se precipitan las torrenteras en busca del Sella.
A la izquierda, la barrera, también de cuarcitas, la forman los picos de Valdelafuente, separados de Jario por el argao Lluengo. En esta zona, el bosque medra con mayor dificultad: en un terreno ganado por las escobas, sólo un pequeño grupo de hayas crece por encima de Samao.
Por este terreno de monte bajo tiro hacia la colladina Blanca, la pequeña horcada que se abre entre Peña Blanca y la Pica Samaya. Hacia la mitad del recorrido paso por la minúscula llanada del Chozo (1650 m, 4,7 km).
En el Chozo, con la colladina Blanca a la vista.
En el buen balcón que es la colladina Blanca (1774 m, 5,2 km), enlazo con el itinerario (más concurrido) de ascensión a Jario que viene del puerto de Panderruedas.
Las peñas Cifuentes desde la colladina Blanca.
En las colladinas de Samaya. A la derecha, la colladina Blanca.
Tras cruzar el escobal que medra en la ladera meridional de la Pica Samaya, gano las colladinas de Samaya (1801 m, 5,5 km). Supero un resalte fácil y continúo por la cuerda rodeando los dos primeros picos de Valdelafuente por el norte.
Antes de acometer la pendiente final, queda una última travesía, esta vez por el noreste del tercero de los picos de Valdelafuente. Con nieve, esta última travesía puede resultar algo expuesta y requerir el uso de crampones.
Iniciando la travesía del tercero de los picos de Valdelafuente.
Una vez en la cabecera del argao Lluengo, un corto y fácil (aunque fuerte) repecho da acceso a la cima (1914 m, 6,5 km).
La cumbre de Jario vista desde su antecima meridional.
Desciendo de la cima dando vista a Oseja por las inclinadas pendientes salpicadas de enebros de la Traviesa el Pico (véase la ruta Jario desde Verrunde por la horcada de Llabeño). En primavera, buscando la mínima protección del roquedo, también prosperan, en estas despejadas alturas castigadas por la helada, la gayuba, el torvisco y el agracejo. Incluso algunas prímulas y hepáticas, enfrentándose al frío intenso de las noches sin nubes, medran en estas peladas laderas, muy por encima del límite superior del bosque.
La fuente Neón.
A mi derecha, en el amplio rellano que fue antaño puerto de merinas de mucho trasiego, permanecen las ruinas de la antigua majada de los Monasterios. Desde ellas, varios senderos de pezuña cortan la ladera en dirección a la fuente Neón (1740 m, 7,1 km). Hacia ella me encamino mientras las volanderas chovas piquigualdas, graznando, despegan a mi paso.
Llabeño.
La zona donde se encuentra la fuente no es otra cosa que la parte superior del argao Gonzagre, una inclinadísima canal que arranca de la vega Lindera. Aunque, antaño es posible que el argao fuera transitable, hoy su tramo medio se encuentra invadido por la vegetación, y, para descender, resulta mucho más recomendable dirigirse a la horcada de Llabeño (1422 m, 8,4 km) siguiendo el camino que, esquivando escobas, tojos y brezos, serpentea por la zona conocida como la Cerra.
La horcada de Llabeño y la Cerra.
Panorama desde la horcada de Llabeño.
Desde la horcada un camino desciende hacia el este para enlazar con el itinerario de subida muy cerca de Jocerrato (1300 m, 8,9 km).
Vistas desde la cima |
Distancia (total) | 11,5 kilómetros |
Ascensión acumulada | 1070 metros |
Mapa de la ruta | Track ![]() |
Wikiloc |
Índice de ascensiones a Jario |
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